Ventajas y desventajas de usar Jetpack en WordPress
Quienes visitan este blog con una cierta frecuencia (y eso, cada vez es menos gente, porque la fidelidad a los blogs ha caído brutalmente en la última década) se darían cuenta hace unos meses de un importante rediseño que le di.
Esto, en realidad, no es ninguna novedad: este blog existe, con distintas orientaciones y contenidos, desde el año 2000, así que ha pasado por multitud de etapas distintas. Sólo dos cosas se han mantenido constantes: mi nombre de dominio y, salvo al principio, el uso de wordpress.org, es decir, la versión de código abierto y auto hospedada de WordPress.
Con tantas idas y venidas a lo largo de casi 20 años, he probado un número enorme de plugins de Wordpress. Enorme. A algunos de ellos, les he dado oportunidades en varias ocasiones: son aquellos que te ofrecen cosas interesantes pero que tienen otras que te echan para atrás y que, cuando pasa un tiempo, me animo a volver a probar.
Jetpack (aquí, su web oficial) es uno de esos plugins que he probado mil veces (y que, debo reconocerlo, siempre acabo desinstalando pasadas unas pocas semanas) para ir viendo su evolución.
Apareció hace unos años prometiendo agilizar y facilitar muchas operaciones que resultaban complicadas (o caras) para quienes mantienen su propia instalación de WordPress. Muchas de sus funciones son cosas que se hacen sin dificultad en wordpress.com, la plataforma gestionada de WordPress.
Para ser más precisos, al hablar de Jetpack no debería hablar de "un plugin" sino de "una colección de plugins". Eso es lo que es, aunque en tu instalación aparezca como uno solo. Las capacidades de Jetpack incluyen cosas como:
Incremento de seguridad, por medio de un firewall o de copias de seguridad
Estadísticas integradas
Mejora de rendimiento, gracias a una CDN
Mejoras en la interfaz del editor
Funciones para compartir artículos fácilmente en redes sociales
No me voy a perder en los detalles, porque hay multitud de artículos que recorren los casos en los que se recomienda usar Jetpack. Cada vez que siento la tentación de probarlo en mi instalación de WordPress es porque me atrae el conjunto de cosas tan diversas que ofrece, mantenidas y gestionadas por los propios creadores de WordPress.
Sin embargo, tras poco tiempo de uso, suelo recordar por qué acabé desinstalándolo la vez anterior. Principalmente, por dos cosas:
Rendimiento: cada día estoy más preocupado por el rendimiento del blog, por encima de muchos otros parámetros; Jetpack ha mejorado mucho, pero sigue matando moscas a cañonazos en muchos sentidos.
No llega hasta el final: hay plugins específicos mucho más completos y avanzados para cada una de sus funciones; Jetpack hace la vida más fácil a los usuarios principiantes, pero si ya tienes experiencia se te queda corto.
Y, por supuesto, no estoy solo en este debate. Son muchos los que han escrito sobre lo bueno y lo malo de Jetpack. Aquí, por ejemplo, puedes encontrar un listado de desventajas de Jetpack expuestas con mucha claridad.
¿Algo de esto significa que no volveré a caer en la tentación de instalar Jetpack en mi blog? Pues, seguramente, no. Lo más probable es que, dentro de un tiempo, oiré algo sobre sus nuevas capacidades y me picará la curiosidad. Lo instalaré, trastearé con él y, pasadas unas semanas, me encontraré con algo que no me guste. Probablemente, que me romperá la plantilla en una actualización o que el peso de la web se habrá disparado. Y, entonces, lo desinstalaré... y vuelta a empezar.