Todos los bits son iguales
Ya estamos en el año 2014 y, sin embargo, aún abundan las empresas que fuerzan a sus clientes a reproducir comportamientos más propios de 1985. En los últimos meses, ¿cuántas veces has tenido que enviar, por correo electrónico, un documento firmado y escaneado?
Alguien te envía por email un documento para que lo aceptes pero te requiere que se lo devuelvas firmado. No le vale con que contestes al correo diciendo que estás de acuerdo, no, necesita ver tu firma. Pero, claro, lo que va a ver no es tu firma, sino tu firma escaneada. Quizás, ni eso: verá tu firma digitalizada e insertada en su documento, posteriormente guardado como PDF. Sin embargo, para muchos, los bits que representan tu firma garabateada en un PDF parecen ser mejores bits que los que codifican tu OK en un modesto email. Pero todos esos bits son iguales, en el fondo.
Son muchos los que aún albergan la creencia de que es más fácil demostrar la veracidad de un PDF que de un simple mensaje de correo electrónico pero, oh, sorpresa, resulta que no es así. Como mucho, ambos cuentan con el mismo nivel de credibilidad: llegada una reclamación, tan fácil o tan difícil resulta repudiar un PDF o un email, si no se ha tomado ninguna medida adicional para asegurar la veracidad de uno u otro.
La incultura informática que aún es mayoritaria hace que el PDF escaneado, por su aparente similitud con los documentos "de toda la vida", goce aún de mayor credibilidad. Gusta poder imprimr el documento y que parezca "de verdad". También, lo que abunda es el desinterés por la experiencia de nuestros clientes con nuestra marca. Y no es que debamos preocuparnos por la experiencia del cliente porque está de moda, sino porque afecta de manera directa a la rentabilidad: ¿cuántos procesos de venta se mueren en la fase de "esperando la documentación escaneada"?
¿De verdad no te basta con un simple email o con un formulario aceptado en la web? Y, si no te basta, ¿te has planteado implantar alguna solución que realmente certifique esos mensajes? Hacerte esas preguntas y contestarlas de manera razonada es actuar de forma profesional. Lo demás es jugar a hacer negocios.