Sobre la regulación del crowdfunding
Hoy, medio Twitter ha estallado por la "noticia" (nótense las comillas) de que el gobierno había limitado (nótese el tiempo verbal) el crowdfunding en España. Como con todas estas noticias, las redes sociales bullían con todo tipo de conclusiones, juicios y proclamas en contra de tal limitación.
Pasadas las horas y a medida que otros medios de comunicación menos sensacionalistas que el primero comenzaban a hacerse eco de la noticia, la cosa se iba matizando: el gobierno aún no ha regulado nada sobre el crowdfunding en España, sino que tan sólo se ha visto por primera vez el borrador del anteproyecto en el Consejo de Ministros. De ahí a que ese anteproyecto se convierta en Ley, no sólo falta un buen tiempo, sino que a saber cuántas modificaciones (a peor o a mejor) se le van a ir haciendo por el largo camino parlamentario. Pero, claro, es que nos gusta leer los libros rapidito y pasamos de la introducción al desenlace saltándonos los tediosos cientos de páginas del medio. Y esto, a menos de una semana de que miles de personas patinasen de forma brutal con el "falso documental" de Évole sobre el 23-F, Operación Palace. Es que no aprendemos.
Así las cosas, lo único que sabemos a ciencia cierta es que el gobierno quiere regular el crowdfunding y ha puesto en marcha la máquina para hacerlo. Se habla de unas cifras (3.000 euros por inversión, 6.000 €/año por plataforma, hasta 1MM €/proyecto) y se habla de que las plataformas de crowdfunding habrán de someterse a la supervisión de la CNMV. No está claro qué tipos de crowdfunding se van a ver afectados (por cierto, me apuesto algo a que muchísimos de los que hoy se han quejado no sabían que hay distintos tipos de crowdfunding), aunque podría parecer que el crowdfunding más básico, el basado en recompensas y reconocimientos, podría quedar fuera de la regulación, lo que tendría mucho sentido.
Por tanto, con lo que sabemos ahora mismo, es imposible formar una opinión acerca de si la norma es positiva o no, o en qué puntos se podría mejorar. Habrá que estar atentos a los próximos pasos. Y muy atentos, porque estas leyes las carga el diablo, en forma de lobby. La ley resultante debe ofrecer la debida protección al inversor no profesional, minimizando el efecto anquilosante sobre el beneficioso mecanismo del crowdfunding.
Lo que sí podemos hacer es preguntarnos si una regulación del crowdfunding es necesaria o positiva. Si sacamos de la ecuación al crowdfunding basado en recompensas, mi primera impresión es que regular el crowdlending o el equity crowdfunding sería coherente con la tendencia actual hacia la regulación de los mercados y la protección de los inversores. Hasta ayer mismo, la opinión dominante en la sociedad es que la desregulación de los mercados financieros es culpable, en buena medida, de la crisis que aún arrastramos y no hay barra de bar en que no se esté de acuerdo en que "lo de las preferentes" es un escándalo. Pues, señoras y señores, si eso es así, deberíamos aplaudir el movimiento del gobierno para limitar la inversión en compañías de alto riesgo a base de clicks y basándote en un vídeo molón.
No es coherente que queramos enviar a la cárcel a banqueros por haberse saltado la normativa MIFID y, en cambio, nos asuste que se quiera supervisar y limitar qué se puede hacer en un mercado paralelo de alto riesgo como es cualquier plataforma de crowdfunding. Si anteayer hubiera salido por la tele alguna ancianita a la que su nieto recomendó meter sus ahorros en una startup y se ha quedado en la miseria, ayer habríamos criticado al gobierno por no haber actuado a tiempo. Somos así.