Plague: una app para infectar el mundo con contenidos virales
Plague es una app que apuesta por una forma de compartir contenidos (texto, imagen, vídeo o enlace) distinta a lo que encontramos habitualmente en las redes sociales.
El punto de partida más común en las redes y medios sociales es la creación de una red de “contactos” (o amigos o seguidores o el nombre que se le dé en cada caso). Cuanto más extensa sea tu red de contactos, más probable es que lo que en ella compartes acabe siendo visto por un número elevado de personas. En Plague, sin embargo, no existe la posibilidad de crear ese “séquito” de seguidores o contactos. Todo contenido compartido por cualquier usuario cuenta, en un primer momento, con las mismas probabilidades de acabar “viralizándose”.
Además, la geolocalización de los usuarios es fundamental en Plague: cada contenido que compartimos es difundido a otros tres usuarios físicamente cercanos a ti que, a su vez, elegirán si ignorar ese contenido o si se lo enviarán a otros cuatro usuarios. Cada grupo de usuarios es elegido por su cercanía física con quien difunde el contenido y no hay forma de enviar algo a un usuario concreto. A medida que aumenta tu “índice de infección”, aumenta también el número de usuarios a los que se les envía lo que difundes.
Pantallazo de Plague
Tampoco hay forma de “reenviar” un contenido que ya has diseminado y quien recibe un contenido sólo sabe quién lo creó originalmente, pero no tiene forma de saber a través de qué usuarios le ha terminado llegando. Sí puedes comentar un contenido y hacer que tu comentario se difunda junto con él.
La propuesta de valor de Plague admite casos de uso de lo más diversos, siempre alrededor del "reto" de lograr que tus contenidos se conviertan en “virales” dentro de la red. Su mecánica engarza elementos presentes en otras redes y aplicaciones: hay un componente de seudo-anonimato hecho famoso por Secret; el disfrute de los contenidos es efímero, como la propuesta principal de SnapChat; también encuentro reminiscencias de otras como Super, salvando las distancias.
Queda por ver si la aplicación cogerá tracción y qué usos predominarán en ella. Al fin y al cabo, esa propuesta de valor tan abierta (tú comparte algo y ya veremos qué pasa con ello), abre la puerta a que sean los usuarios quienes encuentren cómo aplicar la app en sus vidas. Su evolución puede estancarse en el estado de una simple red hedonista, como tantas otras, o puede mutar y terminar usándose para compartir contenidos más densos por medio de enlaces o, por qué no, como plataforma de ciberactivismo para el envío rápido de información y convocatorias. Al mismo tiempo, Plague puede acabar padeciendo las mismas debilidades que las apps en las que se inspira y acabar siendo conquistado por ese ruido ensordecedor que son los contenidos reposteados o las afirmaciones falsas.