La economía de la IA es mucho más que una rima
Si solo vas a leer un artículo largo estos días, te recomiendo que sea esto de Paul Krugman. También puedes verlo o escucharlo, si esa es tu perversión favorita.
Casi una hora de conversación entre dos tipos cuyas neuronas dan mucho más de sí que las mías (y, no nos engañemos, probablemente también que las tuyas): Paul Krugman, premio Nobel, y Erik Brynjolfsson, que dirige el el Laboratorio de Economía Digital en la universidad de Stanford. Afortunadamente, el bueno de Krugman nos da la transcripción de la charla por si eres más de leer que de ver/escuchar.
Las tres principales ideas con las que me quedo:
El “paradigma de la J” en la productividad y la transformación tecnológica
Brynjolfsson explica que muchas tecnologías disruptivas, como la IA, tardan en generar aumentos de productividad porque requieren una fase inicial de adaptación organizacional y reentrenamiento laboral. Esto crea una curva en forma de “J”, donde primero hay una caída en la productividad antes de que comiencen a verse los beneficios. Este patrón ya ocurrió con la electricidad y la informática, y está sucediendo ahora con la IA.La medición inadecuada del impacto digital en la economía
Muchos de los beneficios de la economía digital no se reflejan en el PIB tradicional, ya que este mide principalmente transacciones monetarias y no el valor real que los consumidores obtienen de productos digitales “gratuitos”, como la búsqueda en Google o Wikipedia. Brynjolfsson y su equipo han desarrollado un nuevo índice llamado GDP-B, que intenta cuantificar el bienestar generado por estos bienes digitales y ofrecer una visión más precisa del impacto económico de la tecnología.El papel de la IA en la economía y el futuro del trabajo
La IA está transformando sectores enteros, como la programación, los contact-centres y el comercio. Sin embargo, hay un desafío clave: cómo reinventar la economía para adaptarse a un mundo donde las máquinas no hacen solo el trabajo físico sino también cada vez más del trabajo intelectual y cómo distribuir los beneficios de esa automatización de manera equitativa.
Intento relacionar en mi mente todo esto de lo que hablan Krugman y Brynjolfsson con la idea de la inevitable comoditización de la inteligencia artificial generativa y si, al final, esta ola de innovación actual acabará siendo otro gran ejemplo de eso que solo se puede medir con el GDP-B: grandes beneficios que pasan inadvertidos si solo medimos el crecimiento meramente económico.
Bonus por la mención a Fundación, al principio de la charla. Las novelas, por supuesto, no la porquería esa de serie que han hecho ahora, que es un insulto a la memoria de Asimov y por la que HBO me debe varias horas de mi vida que ya no recuperaré jamás.