¿Ha llegado el ocaso de los desarrolladores? Spoiler: no
El hype que impera en nuestro sector nos repite machaconamente que la IA se va a cepillar a todos los desarrolladores en cuestión de meses. Veamos cuánto hay de real en esto.
Seguro que, en los últimos meses, has oído alguna variación de una profecía apocalíptica sobre el futuro del desarrollo de software (eso que antes llamábamos “programación”).
La versión más reciente nos la ha traído Dario Amodei, CEO de Anthropic, creadores de los modelos Claude: según él, en los próximos 3 a 6 meses, el 90% del código lo escribirá una IA, y dentro de un año será prácticamente el 100% (enlace aquí).
Analicemos esa afirmación con la debida calma.
Recordemos, en primer lugar, que todos los grandes jugadores del mercado de la inteligencia artificial generativa llevan años exagerando de forma grosera todas sus previsiones sobre los avances del sector. ¿Por qué? Podríamos buscar una explicación más inocente, pero nadie sensato duda de que es por dinero: hay que mantener viva la llama de “esto va a revolucionar el planeta entero en apenas un año y pico” para seguir recibiendo miles de millones de dólares anuales en financiación barata.
A modo de ejemplo, y sin ir más lejos, el propio Amodei prometió que la inteligencia artificial general (AGI, o sea, la que igualaría en capacidades a la mente humana) llegaría en tan solo 2 o 3 años… pero lo prometió hace ya dos años mientras, a día de hoy, el estado del arte está muy lejos de haber avanzado como para conseguir nada ni parecido en los próximos 12 meses.Además, cuando oigamos este tipo de afirmaciones grandilocuentes debemos recordar también que el deporte favorito de todos estos personajes no es el fútbol, sino mover la portería. Cuando se sienten en la necesidad de justificar por qué sus alocadas previsiones no se han cumplido, recurren sin rubor a cambiar por completo a qué se referían realmente cuando dijeron lo que dijeron.
Así, si te prometieron coches voladores, te dirán que previeron la llegada de coches más silenciosos, tanto que parecería que no tocan el suelo. Si te prometieron inteligencia artificial general, te dirán que los modelos actuales son tan buenos que suenan casi humanos, así que se ha cumplido su vaticinio, por mucho que la AGI sea otra cosa.
Y, si te prometieron que el 100% del código lo escribiría una IA, cuando se demuestre que eso no era más que una obscena exageración, te contarán que lo que realmente querían decir es que, en el 100% de los proyectos de software, los desarrolladores se apoyarían en herramientas de IA para hacer mejor su trabajo.
Y justo eso último, expresado de esa manera, no está siquiera en discusión: seguramente, ya estamos hoy en la cifra del 90%.
Así que aquí no se trata de discutir si la IA va a cambiar la forma en la que se desarrolla el software, porque ya lo ha hecho. Se trata, como tantas veces, de ser capaces de distinguir el hype interesado de la utilidad real y de no dejarnos llevar ni por el pánico ni por la ilusión injustificada.
Pánico, porque cuando alguien te dice que el 100% del código lo va a escribir la IA es difícil no interpretar que se refiere a que ya no van a hacer falta desarrolladores y se van a ir todos al paro. Sin embargo, si así fuera, no se justificaría que la empresa de la que esa persona es consejero delegado esté, hoy, contratando técnicos y managers por docenas. Va a ser que su afirmación no es una previsión sino un eslogan.
Ilusión injustificada, porque ese tipo de previsiones pueden llevar a quienes sean menos rigurosos a pensar que ya es perfectamente posible sacar adelante un proyecto de software, ambicioso y novedoso, sin saber programar, con solo explicar a un asistente de IA qué quieres conseguir.
Esta práctica, que ha recibido el nombre de vibe coding, puede ser perfectamente válida para construir el esqueleto inicial de un proyecto, para generar prototipos rápidos o para tareas muy concretas dentro de un proyecto.
Sin embargo, estas herramientas están aún muy lejos de sustituir a los desarrolladores a la hora de interpretar y traducir requisitos, crear software muy complejo desde cero o asegurar los niveles mínimos de usabilidad, seguridad o eficiencia exigibles hoy día. Ni siquiera son capaces de crear un juego sencillo, como Pac-Man, desarrollado hace casi 50 años y cuyo código fuente está publicado y ha sido replicado innumerables veces por entusiastas del código y estudiantes de programación.
En resumen, que no te dejes llevar por los cantos de sirena. Si aspiras a convertirte en desarrollador/a de software, sigue adelante, porque seguirás teniendo empleo, aunque asegúrate de incorporar las nuevas herramientas a tu flujo de trabajo, una vez hayas adquirido una sólida base de conocimientos clásicos.
Y, si piensas que vas a poder crear tu próximo negocio SaaS exitoso con solo lanzarle un par de prompts a Claude, Grok o ChatGPT o si crees que tu empresa por fin se va a poder librar de esos insoportables informáticos, tan empeñados en cobrar sueldos decentes y en que les expliques bien lo que quieres construir… tengo malas noticias para ti.