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¿Estallará la burbuja de Silicon Valley? Pues claro que sí, diantres.
Ya estoy cansado de la discusión sobre si estallará la burbuja de Silicon Valley o no. Asumámoslo lo antes posible: por supuesto que estallará. Porque, por si alguien no se ha dado cuenta, la economía se comporta de forma cíclica y los humanos somos lentos aprendiendo según qué lecciones, así que sólo es cuestión de tiempo que vuelva a ocurrir.
La cuestión no es, por tanto, si veremos una crisis financiera que afectará a las startups sino cuándo ocurrirá, por qué y hasta qué punto realmente podemos hablar de burbuja. Y aquí es donde todos los agoreros que proclaman la llegada del Apocalipsis llevan años fallando. Cuando estalle, se colgarán la medalla aquellos que más se hayan acercado en términos temporales o que, de pasada, mencionaran en algún artículo algún factor que desencadenara el pinchazo de la burbuja pero, en el fondo, todos ellos habrán acertado de manera completamente aleatoria y habrán metido en un mismo saco a empresas con valoraciones erróneas y a muchos que sí valen lo que cuestan (o más de lo que cuestan).
Aún no he encontrado un análisis que establezca una relación causal entre condiciones del presente y un cercano estallido de la burbuja. Leo, eso sí, muchas narrativas fácilmente digeribles sobre que “esto es insostenible y acabará estallando” pero de análisis, causas y previsiones, más bien poquito. El artículo que más recientemente ha agitado el avispero es el de hace unos días en Vanity Fair y no es más que eso, una narrativa bien hilada. El storytelling está matando a la reflexión.
Yo viví la burbuja de 1999. La viví en España y la viví como alguien muy joven que quería montar una empresa (y la acabó montando en 2000) y se movía por el ambiente startup de Madrid. Después de aquello, he hablado, leído y pensado mucho sobre el tema. Así que mi visión es, principalmente, esa, parcial y plagada de numerosas carencias y defectos, pero más fundada que la de muchos opinadores de ahora. Y veo cómo era aquello entonces y cómo está siendo esto ahora y puedo ver diferencias fundamentales, principalmente alrededor de la mayor madurez y profesionalización de muchas de las partes involucradas: inversores, emprendedores y empleados de startups.
Es cierto, también, que hay cosas que no han cambiado ni un ápice: las instituciones y la legislación, por ejemplo; o que el mundo startup no puede entenderse como completamente aislado del resto de la economía y de la actividad inversora (ni el entorno de las startups españolas del entorno estadounidense); y que los analistas y periodistas no tienen por qué conocer o comprender los objetivos y los horizontes temporales con los que se mueven empresas e inversores. Pero nada de esto hace más próxima o más probable la ruptura de la burbuja: sólo nos ayuda a explicarla.
Si llega algún analista o periodista que pueda diagnosticar qué están haciendo mal en el entorno Venture Capital de Silicon Valley y eso da la oportunidad de corregir el rumbo, bienvenido sea. Mientras todos los argumentos sean "esas empresas no valen tanto", no hay argumentos, sólo opiniones y apuestas alocadas.