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Consejos básicos para startups: pon una asesoría en tu vida
Con eso de que uno ya va empezando a tener algunas canas en esto del emprendimiento, me veo con cierta frecuencia acompañando a nuevos emprendedores en el tortuoso camino de la creación de su (primera) empresa.
No hablo de la creación de su producto o de su modelo de negocio: aun con todas las dudas e incertidumbres propias de esas líneas, suelen tener un mapa mental mucho más completo y definido que en lo referente a sus primeros pasitos legales, fiscales y administrativos.
Es habitual que esto sea mucho más acentuado en el caso de equipos emprendedores formados sólo por personas técnicas pero, cuidado, no nos engañemos, venir del lado de “negocio” no garantiza nada, en este sentido.
Sin ir más lejos, en un MBA te enseñan a ser el CEO de una multinacional global que cotiza en el NASDAQ, pero es raro que te cuenten nada sobre cómo constituir una SL, darte de alta como autónomo, cobrar tu primera factura o abrir una cuenta bancaria, y esas son las habilidades que necesitas cuando creas tu startup (luego ya, si creces y sobrevives, pondrás en práctica las otras).
A quienes me preguntan por esos primeros trámites, suelo darles una batería de consejos que ya tengo en la mente y que me suelen salir “de carrerilla”. Sin embargo, cuando no cabe extenderse demasiado, me limito al consejo básico y fundamental: contrata un asesor que te ayude.
No pocas veces, me encuentro con que los emprendedores primerizos suelen ser reacios a aceptar ese consejo. Al empezar, no suele sobrar el dinero y muchos ven ese gasto como algo superfluo y que pueden evitar hasta que tengan ya mucho volumen y se justifique plenamente.
Yo no lo veo así, en absoluto. Toda startup debería contar con su asesoría externa desde el primer momento, por motivos como:
Foco: la gestoría te libera de multitud de trámites que no aportan nada a los procesos esenciales de una startup en estado “super-early-stage”. Hacer equipo, que te acepten en un buen programa de aceleración, lanzar tu MVP, conocer a tu cliente… esas son tus prioridades. Presentar la declaración trimestral del IVA, no.
Riesgo: el día a día de una startup es muy perro, siempre falta tiempo y hay mil fuegos que apagar… así que es bastante probable que acabes presentando tarde o mal los impuestos, no seas conscientes de todos los trámites que tienes que hacer, etc. Eso acarrea multas, seguro, pero también tiene otras consecuencias que no siempre son fáciles de ver: cuanto más feo sea tu historial, más probable es que te enfrentes a inspecciones o que, justo cuando más lo necesites para algo interesante, te denieguen un certificado de estar al corriente de pago o algo así. Salvo que trabajes con chapuceros, tu asesoría se asegurará de que estés al corriente de todas tus obligaciones.
Eficiencia: el coste de una buena asesoría es muchísimo más económico de lo que nos podemos pensar; tanto si contratas a un gestor establecido por su cuenta o si confías en una empresa de mayor magnitud como GD Asesoría o similares, la cuota mensual siempre va a ser mucho menor que el coste de tu tiempo invertido en llevar a cabo esas tareas. Esto es así porque lo que para ti es un terrible esfuerzo, para ellos es su día a día.
Conocimiento: una buena asesoría no sólo te va a ayudar a cumplir con tus obligaciones mínimas, sino que te va a asesorar (valga la redundancia), sobre la mejor manera de hacer cada cosa. Ellos son quienes están todo el día en contacto con las administraciones, quienes se enteran de los cambios normativos y quienes llevan a decenas o cientos de otros clientes y ya lo han visto absolutamente todo. Incluso en el momento de la constitución de la sociedad, sus consejos te pueden ahorrar dinero y problemas.
La única circunstancia en la que una startup podría permitirse no contar con una buena gestoría desde el principio sería que uno de los fundadores cuente con esas capacidades por venir de esa línea de actividad pero, aun así, se aplicaría lo que digo más arriba sobre el foco, la eficiencia y el conocimiento.
Así que, hazme caso: si te vas a lanzar a esto del emprendimiento, no escatimes en el tema de la gestoría y no lo retrases. Pide recomendaciones a otras startups a tu alrededor o recórrete las gestorías de tu zona (no te debería costar nada encontrar un gran número de asesorías en Barcelona, Madrid o cualquier otra ciudad: la oferta es enorme) y encuentra a alguien que te inspire confianza.
Un último consejo: idealmente, busca una opción adecuada para el tipo de empresa que tienes en ese momento, alguien que sea consciente de las peculiaridades de una microempresa, pero que a la vez te pueda acompañar a medida que vayáis creciendo y vuestras necesidades y volúmenes cambien.